Lizarrán hace honor a una de las costumbres más arraigadas en la cultura española: ir de tapas o ir de pinchos, como se dice en el norte del país, una de las regiones que más han colaborado en hacer de España una referencia gastronómica mundial.

En sus orígenes la comida se presentaba con un palillo y, aunque a día de hoy hay muchas variantes, Lizarrán L’Aljub ha querido ser fiel a la historia para crear el concepto que da forma a su modelo de negocio.

Lizarrán se inspira en esa tradición, combinándola con las técnicas culinarias más modernas, teniendo siempre en consideración las exigencias de la restauración actual.